Leucemia Felina, la enfermedad de los gatos amistosos

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Agosto es definitivamente el mes de los gatos, por esta razón, es importante aumentar las medidas y cuidados preventivos con nuestras mascotas, ya que andan mucho más inquietas en este periodo del año. Por eso, es importante saber sobre la Leucemia felina, considerada una de las enfermedades virales más importantes junto con la inmunodeficiencia viral felina. Ambas son capaces de generar alteraciones del sistema inmune y son la principal causa de morbilidad y mortalidad en los gatos actualmente.

La especialista y veterinaria de Gabrica, Susana Salas, define a la leucemia felina como “una enfermedad viral generada por un rotavirus, que afecta a la mayoría de los gatos domésticos y contagia esporádicamente a felinos salvajes”.

“Las manifestaciones clínicas de la leucemia felina se dividen en 2 grandes grupos, las neoplásicas y las no neoplásicas, siendo esta última la más frecuente, en alrededor de un 70% de casos. Las manifestaciones neoplásicas se manifiestan con linfoma en alrededor del 30 % de los gatos infectados, y puede contribuir a otras enfermedades infecciosas o producir anemia, disminución de las células del sistema inmune y enfermedades crónicas inespecíficas”, afirma la especialista.

Los signos clínicos que suelen manifestar los gatos son muy diversos como la fiebre, letargia, pérdida de apetito y de peso. Pero también son comunes los signos respiratorios, de piel e intestinales.

Los signos más comunes son: falta de apetito, pérdida de peso progresiva, pelo en malas condiciones, ganglios aumentados de tamaño, fiebre persistente, encías pálidas, infección urinaria o respiratoria, diarrea persistente y convulsiones.

El virus de la leucemia felina afecta al organismo de diferentes formas. Por un lado, es la principal causa de cáncer en gatos y también puede dar lugar a un estado de inmunodeficiencia que puede alterar la capacidad del sistema inmune de protegerse contra otras infecciones. Por esta razón, bacterias, virus, parásitos y hongos que normalmente no causarían mayor problema en un gato sano, pueden causar enfermedades serias en uno contagiado. Estas consecuencias secundarias son las responsables de muchas de las enfermedades asociadas con el virus de la leucemia felina. Además, no todos los gatos infectados se enferman o exteriorizan síntomas contagiando a otros felinos.

La leucemia felina, que también se conoce como “la enfermedad de los gatos amistosos o sociables”, Susana Salas de Gabrica explica que “se nombra de esta manera, por el tipo de contagio, debido que es a través del contacto directo de secreciones nasales, por compartir agua y comida y por contacto directo al acicalarse o lamerse entre gatos infectados e incluso en las peleas típicas de este mes, por medio de las mordeduras”. De esta forma, los más expuestos son los gatos que conviven con otros infectados, aquellos que tienen acceso al exterior y también los recién nacidos de gatas infectadas. Todas estas situaciones tienen un alto porcentaje de contagiarse.

Si bien, este virus está presente en todo el mundo, Chile posee una de las más altas tasas de infección, y esto se debe a que existen un porcentaje alto de pacientes positivos que son asintomáticos, los que sirven de reservorio y contagian el virus masivamente. Asimismo, la veterinaria de Gabrica agrega que, al año, en consulta, puede diagnosticar un 30% de gatos positivos al virus y que cursan con los síntomas, y un 20% son positivos, que tienen el virus, pero que están clínicamente sanos.

Los gatos que manifiestan progresivamente la enfermedad suelen morir en 2 o 3 años adquirida la enfermedad. En la mayoría de los gatos infectados, el virus queda integrado en el ADN de la mascota y puede, potencialmente, reactivarse incluso años más tarde. Junto con ello, muchas mascotas, después de manifestar síntomas y recibir este tratamiento paliativo, la mayor secuela es que esta patología afecta a todas las células de defensa, por lo cual quedan expuestos a infecciones comunes que le pueden provocar la muerte.

La leucemia felina y el SIDA en gatos, suelen confundirse. La especialista señala que “ambas enfermedades se producen por un virus de la misma familia, son genética y estructuralmente diferentes, pero presentan algunas similitudes en la presentación clínica, debido a que ambas generan inmunosupresión y pueden llegar a causar falla multisistémica del paciente”.

En cuanto al tratamiento, la veterinaria de Gabrica señala que, “en general este tipo de patologías no tiene tratamiento curativo, sólo sintomático, que consta de diferentes protocolos según la sintomatología, que van desde inmunoterapia, drogas antivirales, quimioterapia hasta drogas inmunoestimulantes (interferón alfa y omega)”.

Pero ¿un gato vacunado puede contraer esta enfermedad? “La primera vacunación no garantiza la protección de por vida, por esta razón se debe revacunar para evitar que los anticuerpos bajen y el gato quede expuesto a una infección. Es recomendable iniciar la vacunación a las 12 semanas de vida y repetir a las 16 semanas, después de la primera inoculación y, por último, una tercera dosis a las 24 a 26 semanas después de la última vacuna. Se debe tener en cuenta que la vacunación debe ser inoculada en pacientes que han sido testeados y que hayan salido negativos para la prueba de leucemia felina”, agrega la especialista Susana Salas.

Es importante recomendar a los padres de mascotas, especialmente en este mes, “primero vacunar a los gatos desde temprana edad, mantenerlos en lo posible dentro de la casa para evitar contacto con otros animales que no se conoce su historial médico, realizar esterilización y mantener una profilaxis de manera anual”.

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